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Fallece don Joaquin Uribe 98 años |
San Cristóbal ha perdido en el mes de abril
del 2012, a un excelente munícipe, cuyas anécdotas sobre el régimen de
Trujillo son parte de una historia que también parece que se nos va.
SAN CRISTÓBAL, República Dominicana.- Las flores preludian el advenimiento de la primera estación del año, pero esta vez, la primavera marcó el último otoño de un gran patriarca: don Joaquín Uribe, quien a sus 98 años le dijo adiós a la vida terrestre para inmortalizarse en el recuerdo de sus familiares y de sus amigos.
San Cristóbal ha perdido en el mes de abril del 2012, a un excelente munícipe, cuyas anécdotas sobre el régimen de Trujillo son parte de una historia que también parece que se nos va.
Don Joaquín es el progenitor
de una familia distinguida: la profesora Olga Uribe de Martínez,
educadora de generaciones en el Instituto Politécnico Loyola; Olga es
esposa del Dr. Adán Martínez; el legendario karateca Felo Uribe: Luis
Uribe, Melquíades Uribe (Meco), Tomás Uribe (Tony), Norma Uribe, Agustín Uribe (Cuquito), y su viuda Juana Corporán (doña Milín), su compañera por más de 70 años.
Don
Joaquín es un héroe en el silencio, de esos que realizan durante
décadas acciones grandiosas en el cumplimento de sus responsabilidades
familiares, pero que nadie se entera, porque sólo la voluntad y el
sacrificio por sus seres queridos les impulsan diariamente a cumplir con
su deber. No suenan sus hazañas cotidianas, quedan en la sombra sus
extremas jornadas por los suyos y los demás, como el mutismo que cubre el trabajo de las abejas.
Don Joaquín era uno de esos gigantes que marchan sin ruidos ni toques de trompetas que anuncien su nobleza. Caminó en su
productiva existencia iluminado únicamente por el sol de su humildad.
La vida de don Joaquín Uribe es símbolo de honradez, probidad,
paternidad responsable, buena vecindad, fidelidad, amistad y amor. Por
éso, alcanzará la gloria, porque en el cielo al lado del Señor, está el
verdadero pedestal de tu grandeza. Vida eterna para don Joaquín Uribe.
Paz infinita a su alma.
LEONEL MARTINEZ