Nueva York, EFE.- Los secretos mejor guardados del misterioso mundo del espionaje han quedado al descubierto en una exposición en Nueva York en la que se desvela que las agencias de inteligencia obtienen la información más delicada valiéndose de un satélite espacial, una caja de cerillas o la suela de un zapato.
“El espionaje es una herramienta que los países de todo el mundo usan para protegerse y asegurar la estabilidad de las naciones”, dijo ayer a Efe Jim Arnemann, director del museo Discovery Times Square, que mantendrá abierta la exposición hasta el 31 de marzo de 2013.
En sus instalaciones neoyorquinas se exhibe la muestra, compuesta por sorprendentes objetos cedidos por agencias estadounidenses como la Agencia Central de Información (CIA), que actúa fuera del país, o la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), que tiene encomendada esta tarea en el interior.
La lista de objetos expuestos es larga y se compone de artilugios abracadabrantes como un robot con forma de pez gigante llamado Charlie o una cápsula que permitía tomar imágenes desde un satélite espacial, así como de cámaras diminutas hábilmente camufladas en cajas de fósforos, paquetes de cigarrillos, tostadores o alarmas de incendios.
Tampoco faltan los dispositivos de escucha instalados por los servicios de inteligencia checos en las suelas de unos zapatos destinados a un embajador estadounidense, que recuerdan al “zapatófono” que en una serie cómica de televisión de los años sesenta utilizaba el superagente 86, Maxwell Smart.
También hay imaginativos ejemplos de que nada es lo que parece, como un pellejo de rata en el que los espías se intercambiaban en Moscú dinero e información. Otra pequeña curiosidad es una simple cáscara de nuez capaz de albergar documentos microscópicos.